Donde habita el olvido
domingo, diciembre 28, 2025
Crimen y castigo
lunes, diciembre 08, 2025
Niebla (soneto)
su catálogo preciso de tristezas,
su toque magistral de sutilezas,
me ceda la humedad que mi alma envidia.
Espero que me cubra y me convierta
en celofán licuado de la aurora,
y me lleve difusa hasta esa hora
en que la noche arde y el mal despierta.
Difumina la aridez de mi existencia,
opácame estos ojos desgastados,
decolora con tu lluvia mi inocencia.
Deja que sea de lágrimas tu legado,
dame agua en un acto de indulgencia,
que tengo que llorar y me he secado.
viernes, noviembre 29, 2024
OTOÑO
El verde, aferrándose a la lluvia,
se deja salpicar por el ocre destilado
desde las hojas muertas.
La piedra regresa a la humedad,
a deshacerse traslúcida
en su tiempo.
El arroyo se reinventa:
como si fuera un río que pudiera escapar
de la voluntad del agua.
domingo, febrero 05, 2023
Venganza
Arde la orilla proscrita de la tarde.
Incide en la almena derruida:queman sus ruinas
las murallas.
Arde el frío y se hace humo
desde todas las bocas,
brilla su escarcha como recién incinerada,
grita su fuego interno crepitando desde el hielo.
Arde la quietud aplastante de las cosas,
el cúmulo inservible de las horas
prendidas por fricción de los minutos.
Vuelca el cielo su inmisericorde
llamarada,
su ojo de universo incandescente
encendiendo la herida de mañana:
lunes, septiembre 12, 2022
Palabras
A veces,
la palabra solo es un fracaso. Pero,
a veces,
es sílex donde percute su disparo
la agonía del silencio.
Sí, palabras como látigos,
despellejando vacíos,
escarnio a la mediocridad,
palabras con consecuencias.
Palabras que me detienen
en los incendios que me provoco,
porque quiero mi luz ahí,
donde el tiempo está vivo todavía.
Arder, solo arder en mí
y dar al humo lo que es del humo.
Sé dónde están mis grietas,
pero mis palabras son el kintsugi
que me restañan la posibilidad.
No quiero encontrar una cura
para el vértigo.
Quiero sentir el delicado hilo de la vida
en mi palabra-precipicio,
a punto, siempre, de dar hacia tus brazos
un paso al frente.
Y, después, morir de ese instante,
de esa pasión a bocajarro.
lunes, abril 26, 2021
Petricor
Ha dudado de todo la tarde,
de sí misma,
ha querido esconder -inútil-
estas luces ocres,
la insistencia de este sol exhausto
-hundido en la tormenta-
en llamarse primavera.
Pero la lluvia ha desmembrado
el aire de las dudas,
ha esparcido su tiempo en la alfombra
abandonada de las calles.
Un incomprensible olor se ha diluido,
ondulándose como un interrogante,
con la piel de todos mis silencios.
No ha dicho (aún) su última palabra
mi corazón,
calado hasta los versos.
viernes, abril 26, 2019
Un desorden cualquiera
hay ternura de ti perenne en la lejanía
que este olvido torpe
no acierta a deshacer.
No sé qué se quedó de mí
varado en aquellas horas,
como una barca pobre,
moribunda entre los juncos,
lamida incesantemente por la lengua
de un río extraviado a las afueras del amor.
Aún mi mundo desahuciado pervive,
como un desorden cualquiera,
en las noches en que algunas lágrimas
sonámbulas
buscan humedecerme en tus labios.
Aún vuelves a esta isla desolada
como si fueras la certeza del mar
que la construye,
con mi alma a la intemperie,
esperándote para siempre,
mi amado naufragio.
domingo, octubre 21, 2018
Este muro espeso me cerca dejando hambrienta,
tirada, pordiosera, toda la luz.
Algún baldío brillar al otro lado,
en el más allá de los recuerdos.
Mi silencio se encarna como un anillo delgado
que se ajusta a la noche como si nada;
desposa mi voz y la lleva
a esas estrellas que arden
como si aún existieran.
Y yo allí, diciéndote, a ver si así existieras.
Hago de ese decirte - de esa palabra - significado,
una diminuta verdad en el centro de un océano,
como una ballena jorobada saliendo a la superficie,
creando belleza con tan solo respirar.
Me enfundo tu nombre, tu nombre, tu nombre
en los brazos, tu nombre en las piernas, en los ojos,
tu nombre en la memoria de los dedos.
Me enfundo tu nombre: verdad sin palabras, sarcófago y nada.
martes, junio 06, 2017
Algo de aquella luz
Desde la voz que me ha nacido
para serte,
soy vivamente cierta.
Soy la razón que asiste al tacto
para convertirme en la piel
que envuelve
lo que piensas.
El deseo:
cuando imaginamos que lo imposible
lleva nuestras venas;
entonces ponemos dos dedos
en la yugular de los sueños
y le encontramos pulso.
O cuando la poesía
vuelca su realidad
y la muta en existencia,
la piel grita desde su nervadura
de lenguaje incoercible:
osmótica savia para la luz.
Y la luz se rehizo.
