El verde, aferrándose a la lluvia,
se deja salpicar por el ocre destilado
desde las hojas muertas.
La piedra regresa a la humedad,
a deshacerse traslúcida
en su tiempo.
El arroyo se reinventa:
como si fuera un río que pudiera escapar
de la voluntad del agua.
Dirán que la voluntad del tiempo
ResponderEliminares el destino.
Pero, quizás, sea tan sólo
la necedad, el odio y el miedo
quien nos marque el camino.
Hermoso.
Pues no sigamos el camino marcado. La belleza, el amor, la empatía...también están ahí por algún lado.
ResponderEliminarGracias
Desde que la empatia (sin tilde) es una planta de raíces aéreas, ha pasado más de una década. Y creo (pero ya no construyo) que alguna vez publiqué algo que tenía esta banda sonora: https://www.youtube.com/watch?v=jU35G_3nUb0 pero a quién pueda llegar a importarle.
ResponderEliminarDeberíamos, quizás, ser siempre principiantes.
Besos