Apenas fue lunes ni otro día.
Su contenido fue absurdo
como un canasto lleno de frutas en los huesos.
La ausencia manoseó las horas,
las mancilló con silencio neutro.
Nada que decir más allá de lo inútil.
Me opongo a su desastre
quebrándote en mi palabra,
teselas que enmarcan caricias,
restaurándome los huecos de los besos.
Sé que estos versos
no dignifican lo que no será nunca,
pero aún soy más absurda
si no lo escribo.
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