miércoles, enero 20, 2010

Esas largas noches con el alma y otros indefinibles.





I



Mi alma elige su propia sociedad,
y, cerradas las puertas,
la noche accede a concederme
ausencias.



Tanto hay ya de ti en mí
cuando es la tuya
que duplico tu presencia.

II


Esta emoción lenta,
este asombro dilatado,
ternura que se posa sobre el tiempo
y se apropia de la luz.


Soy la poesía en la que
te transcribo,
en la que te sucedo.


Así te indago,
y me averiguo.




(Tell it by heart. Jami Sieber)


III


Tengo un sueño recurrente:
mis pechos rezuman vino.

Me acerco y te digo:
amamántate hasta que encuentres
las raíces de las uvas.

Cuando despierto,
la soledad atraviesa mi costado
con el lado afilado de los sueños
para que mane agua sola.


IV

No tengo mañana conocido.

Incluso, a veces,
sólo necesito un par de cosas:

Una voz para el eco exclusivo
del silencio de los túneles,
y una penumbra cualquiera.

Pero una penumbra
que lama mi alma
con un amor inútil,
verdadero,
como el de una pantera
a su cachorro muerto.


V

Amor torpe el mío
que no aprende a transcurrir
sin preguntas
en mitad de la tristeza
de otro abrazo sin destino.

La gramática de mis respuestas
se enturbia
cuando ha de nombrar
lo que se va a donde jamás se vuelve.

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