Olvida lo que ves
cuando escudriñas en los miedos
y en el temor arde un silencio
que te convierte en paja.
Mírate a ti misma,
tu palabra ocre calcinada,
tu verbo mal remendado,
tus noches trenzadas de esparto,
tu alma de aire enjaulado,
tu corazón navaja del pecho,
tu piel de caverna abandonada,
tu sentir desoído en sus actos,
tus ruidos de templo profanado,
tus cenizas que nunca fueron llama,
tu no saber vivir a flote
a duras penas por tu nada.
Asúmete en la pobreza,
o arráncate los ojos.
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