Sólo quiero ser boca
en las comisuras de tu alma,
labios en lo que siente,
lengua para saberte.
Sólo quiero abrirte
como a un libro,
oler la tinta que te escribe,
inhalarte las palabras.
Sólo quiero tus dedos
pellizcando las mejillas
de mi muerte,
como si robases fruta
y yo fuera el árbol de la vida.
Sólo quiero elevar
tus párpados porque llego,
porque puse sombra de mí
sobre tu pecho.
A menudo me pregunto
de dónde me nació
este intenso menudearte
en mi codicia.
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