Con su textura de imagen,
el tacto me agranda en tu presencia,
aumenta la escala cartográfica
de mis manos
hasta donde la noche no abarca.
Desde los labios,
sé hacerte desmedido
como un mar próximo:
con su lengua de espuma
mide la hondura de mi boca
que con tu sed atraigo.
Y puedo sentirte el alma
en lo que digo,
palabra tuya que te trae
desde mí misma.
Después lo escribo:
sólo es con versos
que olvido
lo que me distancia.
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