Una vez más,
me desnudo para estar
más sola.
El lecho palidece
de epidermis asustada.
Me diluyo y caigo en el tiempo
como agua sobre agua.
Al tacto,
voy reconociéndome los sueños,
los que guardé algunas noches
para cuando supieran a dónde ir.
Hoy tengo tus palabras
que me desabrochan por el ombligo;
que deshacen mis contornos
y me vuelcan sobre esta nada.
Ya no tengo dónde guarecerme:
esta es mi transparencia
y no logro saber si te alcanza.
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