sábado, octubre 20, 2007

Atentado

El crepúsculo nunca sabe nada
de tu sombra.

No sé qué hacer
con las sobras del aire absurdo
que no respiras.

Estiro como un alambre
el lado más hiriente de esta luz,
lo enciendo como una mecha
que morirá cuando esta ausencia perfecta
se haga añicos.

2 comentarios:

  1. Nueva sincronicidad.
    Tú también, yo también "añicos".


    Un beso enorme.

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  2. He estado leyendo el blog y he sentido la sensación del que se queda; curioso que precisamente donde habita el olvido se asiente el recuedo...
    Abrazos

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