martes, junio 13, 2006

Nocturno

Es momento para deshacer las vísceras,
escupir el dolor y regresar al zumbido plano
de la inercia.


Hace un oscuro perfecto para una plegaria mascullada,
enmoheciéndose detrás de los labios.


Hay nubes que rugen ya, debe ser la hora.

Conjuro a modo de epitafio.

Apuesto lo que queda del día
a la provisionalidad de la noche.

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