Me gustaría hablar de ti, pronunciarte,
hacerte existir.
Y rehacerte ajena al silencio
que crece unido a las hierbas
que inundan tus huesos.
Quisiera pensarte en presente,
sostenerte en el filo acuoso de las tardes
en que no sé a dónde ir ni en dónde quedarme.
No puedo destapar el tiempo que te cubre,
ni la fría losa que aplastó la vida
después de ti.
Pero quiero decir tu nombre
y ser enteramente la boca que te llama;
quiero traerte para siempre del fin de la palabra,
reventar el aire que no puedes respirar
o asfixiarme contigo.
O tal vez sólo quiero nombrarte
sin culparte de ser esta tristeza.
Mira
ResponderEliminarQue He Leido Muchos Post Acerca De Los Padres ,
Pero Este Me Encanto Por La Sencillez Y
El Valor De La Simplicidad De Este.
Un Calido Abrazo Desde
El Evergreen State.
Otro abrazo de regreso, Just. Sé muy feliz y dale un beso bien grande a tu lindo bebé.
ResponderEliminarHasta pronto.
Imposible pasar este poema de raíz. Muy interesante. Buscaré uno que oí en un recital y te lo traeré aquí, es de un poeta murciano, pero en este momento no lo tengo por aquí. En él repetía la palabra mamá como un salmo, y con miedo. Intentaré volver y traerlo. Me lo has recordado.
ResponderEliminarBesicos.
Hola, Pilar.
ResponderEliminarPerdona la ausencia. Estoy un tanto desubicada últimamente, sobretodo geográficamente hablando.
Por favor, tráeme esa poesía.
Más besicos.