Hundirme
otra vez en lo que escribo,
con los dedos enfermos,
la voz inacabada.
Escribirme los gestos,
las posturas del alma.
Brotar nítida
desde la oscura punta de la lengua,
vaciarla.
Y brotar,
y latir,
en el submundo transparente
en que resisto.
Adherida a la fe de la palabra,
donde ni uno de mis versos
tiene miedo.
LLegó, como siempre en el momento adecuado.
ResponderEliminarLove you, linda.
Un profundo como fosa océanica.
ResponderEliminarGracias, preciosa.