martes, noviembre 09, 2010

Suspensa

Ya nunca podré mejorar
en amarte,
nunca más ascendida
al cielo terrenal de tus abrazos,
nada ya de doctorarme
en todos sus puntos de tangencia.

A qué aspirará ahora la química salival
de tus emociones sobre mi lengua
sino a disolver el cielo imposible de mi boca,
hasta que degrade todas las palabras de pronunciarte.

Pero no he de quedarme sin nada:
para cuando todo nos arrase,
estoy aprendiendo a desnudar tu nombre.

 Después de todo, siempre se me dio mejor
construirte desde el aire.

Sí, eso es:
quedo suspendida eternamente.