viernes, noviembre 14, 2008

Salobre y carnal-II

Me decepciona la calma,
el silencio exacto
que siempre tiene la ausencia.

Un rumor agitado
en el erótico caos de los sueños
y ya te oigo germinar en mi rebeldía.

El tiempo ahora te reconoce,
estás y llenas su vacío,
inundas de identidad
la vehemencia del alma,
su instinto de piel sonora.

Por fin el desorden,
mi cuerpo transmutado
en el imprevisto azar de las caricias.

Yo alzo acantilados en mis pechos,
tú eres el oleaje.

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