miércoles, noviembre 29, 2006

Sigiloso,
el maleficio que late
en los míseros cimientos
de mi supervivencia,
trepa por los muros apagados
de musgo y de estas horas quietas.

Pero alguna ternura me queda
entre tanto crujir áspero;
algún recoveco al margen
de tanto desprendimiento.

Y ahora este ardor súbito,
este olor a cuerpo recién nombrado,
trémulo pero en camino hacia la luz,
como si pudieran hacer las veces
de relámpagos
los pálidos destellos de mi cintura.

5 comentarios:

  1. Estupendo, estaba preocupada.
    Te espero.

    Cuídate también. Muchos besos

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  2. Tienes un ritmo estupendo, Luzamarga. Me gusta leerlos en su sentido más escolar, casi silabeando, con su sola música.
    Triste, pero no monotemática, es curioso.

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  3. Te aseguro que mi tristeza es "siempre el mismo río, pero con distinta agua"....

    Gracias por tu calor, cielo, muchas gracias.

    Feliz inmaculada constitución.

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  4. No sé si en mi caso es algo tran tremendo y decisivo..., no sé. Sí es bastante absolutista, sin embargo. Mi batalla contra ella es constante. A veces gano, a veces no. Escribir es mi manera de vomitarla.

    Buen fin de semana, Pilar. Un besazo.

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