jueves, abril 06, 2006

La lluvia insiste.
Me llama con su maciza aldaba
de tristeza.

Oigo pasos crujientes
en la madera seca
de mi espalda.
Un verso apresurado
abre mis costillas
y exhala un quejido inaplazable:

A mí, que no soy lluvia,
¿me oyes?

6 comentarios:

  1. ¿oyes como cruje mi alma?, ¿no?, pues deberías, porque en este instante sólo lo hace por ti.

    Gracias por llegar a tiempo. Estaba dispuesta a borrar el día y estos versos de la memoria.

    Abrazo emocionado.

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  2. Afortunadamente para mi.

    :D

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